GLOSARIO
JavaScript:
Lenguaje de programación, desarrollado por Sun, independiente de la
plataforma y orientado a Internet.
HTML:
Acrónimo de Hypertext Markup Language, o lenguaje de hipertexto con
referencias. Un lenguaje creado para contener tanto información electrónica,
como las instrucciones de control y referencias a otros documentos
mediante direcciones de Internet.
URL:
Acrónimo de Universal Resource Locator, localizador de recursos
universal. Sistema estandarizado de denominación de dominios y documentos
a través de Internet.
|
|
Para
unos, un sistema de personalización; para otros, una intolerable
intrusión en la privacidad del navegante. Con nuestro conocimiento o
sin él, las cookies almacenan detalles de nuestras singladuras en la
red y ayudan tanto a personalizar la navegación en un sitio Web, como a
efectuar un seguimiento estadístico de nuestras actividades en
Internet.
La
comunicación en Internet no es meramente unidireccional, lanzando
información desde el servidor Web a nuestro navegador. Las solicitudes
de páginas HTML también admiten comunicar al servidor una serie de
datos almacenados en nuestro ordenador. Y no se trata solamente de los
datos que voluntariamente colocamos en un formulario y enviamos al
servidor.
El
código que forma una página Web está pensado para reaccionar al pasar
por encima de una determinada sección, por ejemplo mostrando información
de ayuda acerca de dicha sección. Y mediante código HTML o JavaScript
se puede consultar la relación de las direcciones URL consultadas en la
misma sesión, es decir, la lista histórica de sitios. Además, hay
instrucciones que, colocadas en el página Web que estemos cargando,
permiten identificar el tipo de páginas Web que visitamos.
Esta
información puede ser recibida por el servidor y almacenada en forma de
cookie sobre el ordenador del visitante. El sistema se ideó como una
forma de facilitar la navegación en sucesivas ocasiones, así como para
personalizar contenidos en portales o páginas personales. Las cookies
no ocupan un tamaño excesivo en nuestra memoria o el disco duro, pero
su gestión implica un mayor tráfico de señales al navegar. Entre
otras implicaciones.
Qué
hacen las cookies
Las
cookies almacenan información "anónima" ya que no tienen
medio de conocer nuestro nombre o nuestra dirección de correo electrónico.
En ellas, mediante programas o código en HTML o JavaScript, el servidor
de la página puede registrar dónde pinchamos o apuntamos en la página,
el tiempo transcurrido en cada página, y otros detalles de nuestra
navegación. Las cookies incluso están diseñadas para tener un periodo
de longevidad, tras el cual el navegador las elimina automáticamente.
Para
reconocer cada cookie en un equipo, que no a cada usuario, el servidor
asigna un número de identificación. Así es capaz de asociar al mismo
usuario, realmente al usuario de un equipo, cada vez que accede, e
incrementar los valores en su base de datos.
Generalmente
las cookies almacenan datos sobre el "tipo" de página
visitada, tiempo invertido, frecuencia de las visitas a la página (o al
servidor), número de veces que se accede a un servidor, anuncios o
enlaces activados desde dichas páginas.
Qué
no hacen las cookies
No
son programas y, por tanto, no pueden dañar nuestro ordenador ni
ejecutar ninguna acción maliciosa. Tampoco conocen nuestro nombre, ni
informan sobre el hardware o software que tenemos instalado en el
ordenador, salvo contadas excepciones. El código HTML y JavaScript
permite informar al servidor acerca de algunos aspectos de nuestra máquina,
como el navegador empleado, pero apenas poco más.
Las
cookies no devuelven sus valores más que al servidor que las ha creado.
Es decir, una cookie creada por el dominio www.midominio.es no podrá
ser consultada por el dominio www.tupagina.com, ni viceversa. Sin
embargo, recientemente se ha descubierto un importante fallo de
seguridad que afecta a las últimas versiones de Internet Explorer de
Microsoft, mediante el cual, una página con cierto código HTML sería
capaz de interrogar acerca del contenido de una cookie.
Implicaciones
de las cookies
La
mayor implicación sobre las cookies no es exactamente lo que hacen por
sí solas, sino más bien lo que, con su ayuda, se puede lograr. Aunque
la cookie no conoce nuestra dirección e-mail, la página Web puede
solicitarla al rellenar un formulario, normalmente con el pretexto de
algún sorteo o servicio gratuito, y relacionar, desde dicha página
Web, el valor de la cookie con la dirección e-mail.
Además,
cruzando información con bases de datos que contienen nuestros datos
personales pueden identificarnos de forma detallada (por nuestra
actividad en la red), y completa (por nuestros registros en la base de
datos). Ello permite que seamos un objeto potencial de publicidad no
deseada ni solicitada.
Los
defensores argumentan que su funcionamiento es "transparente"
para el usuario, lo que le evita molestias y le permite sacar mejor
partido de su experiencia en Internet, sin complicarle con innecesarios
detalles técnicos. Los detractores indican que hay otras formas de
llevar un seguimiento estadístico de la navegación, sin necesidad de
cookies.
El
problema, llegados actualmente a una cierta situación de abuso por
parte de ciertas firmas comerciales -principalmente relacionadas con la
publicidad en Internet-, es cuánta información sobre nuestros hábitos
deseamos voluntariamente dar a conocer. Y cómo será explotada dicha
información.
Aunque
una cookie no se devuelve más que al servidor que la creó, hay una
forma de relacionar páginas distintas desde diversos dominios. Como no
es raro que en una página Web haya insertada publicidad, la página
tendrá un enlace a dicha publicidad, en el cual puede ir asociado código
para una cookie. Al consultar otra página Web en un servidor o dominio
distinto, la existencia de una publicidad, también gestionada por el
mismo, permite consultar la cookie creada desde otro dominio. A esto se
le llama cookie de terceras partes y el ejemplo más clásico es el
conocido proveedor DoubleClick (doubleclick.com).
Controlar
las cookies
Las
últimas versiones de los principales navegadores disponen de opciones
para que cada usuario controle de alguna forma el tratamiento de
cookies. Básicamente, con alternativas de aceptarlas o rechazarlas.
Incluso en los más recientes, se ha incluido la opción de aceptar únicamente
las cookies que se devuelvan al mismo servidor de la página Web,
evitando así las cookies de terceras partes.
Con
Internet Explorer hay que ir a Herramientas - Opciones de Internet y en
Seguridad seleccionar Internet y pulsar el botón Personalizar nivel. En
la lista que se muestra hay una sección de cookies, con dos bloques que
contienen tres opciones cada una: Activar (aceptar cookies), Desactivar
(rechazarlas) o Pedir datos. Con el tiempo, descubrirá que esta tercera
opción, que muestra una ventana informativa cada vez que llega una
cookie y solicita confirmación individual, llega a ser tan molesta que
no merece la pena, salvo para comprobar la cantidad de cookies que nos
llegan desde cualquier servidor Web.
Con
Netscape Navigator hay que ir a Edición - Preferencias y a la lista de
Avanzadas. En este caso, las opciones con Aceptar o Rechazar todas las
cookies, o bien aceptar sólo aquéllas que se devuelven al servidor
originario. Además, de forma separada podrá ser avisado cada vez que
reciba una cookie antes de aceptarla.
|